En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»
Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: «Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti.» Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.»
COMENTARIO A LA PALABRA
La alegría como telón de fondo
La alegría es una nota distintiva de los cristianos. A pesar de ser una nota característica, en ocasiones el tONO de nuestra vida cristiana no es alegre, sino todo lo contrario; está caracterizado por la tristeza y el desánimo. Tal vez no sea momento éste de indagar en las causas de nuestros cansancios y desánimos .
Hoy estamos en el tercer domingo de Adviento. Los antiguos le daban un nombre en latín. Le llamaban «domingo de Gaudete», es decir, «domingo de alegría». Los vestidos de la liturgia hoy no son morados sino rosas, indicando que vamos camino del blanco de la navidad.
El protagonista de nuestro evangelio es Jesús, y de paso, Juan el Bautista, que manda preguntarle si es El el Mesías esperado. Jesús se lo aclara indicándole los signos que realiza: los ciegos ven, los cojos andan…etc. Es decir, lo NUEVO ha comenzado, y se manifiesta en estos signos de liberación.
Un dicho de Jesús habla de que «por sus frutos los conoceréis». Me gustaría preguntarte cuáles son tus frutos. ¿Son frutos egoístas: yo-mi-me-conmigo? ¿Son frutos de apertura hacia los demás? Solo estos últimos frutos sirven para el Reino de Dios.
Te animo a vivir esta semana, previa a la navidad, con mucho optimismo y alegría. El Señor vendrá, está a la puerta de tu vida. Y si confías en su poder, te la cambiará a mejor. Abre tu casa a este niño indefenso que nacerá en Belén; no quiere hacer daño (¡un bebé no puede hacer ningún mal!). Más bien, al contrario: es la bendición más maravillosa que Dios nos concede. Es Él mismo hecho humano para nuestra dicha y salvación.
¡Bendito sea Dios por visitarnos!
ORACIÓN DE ADVIENTO
Recita este salmo muy despacio, repitiendo el estribillo después de cada estrofa
R/. Ven, Señor, a salvarnos
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.