Descubre por ti mismo/a la «Comunidad Juvenil» que abrirá sus puertas el próximo día 16. Una semana repleta de colores y sabores únicos que no te debes perder.
LECTURAS PARA EL VERANO
Durante el verano sobre todo hay tiempo….MUCHO TIEMPO. Es un buen momento para hacer cosas que nos gustasn, y no descuidar ciertas cosas importantes. Por ejemplo, los amigos; el perderse y descubrir parajes naturales; ir a la playa, practicar deportes nuevos. Entre esta cantidad de actividades, te sugerimos algo de lectura: LECTURA JUVENIL.
En el archivo que viene a continuación tienes una serie de títulos de literatura juvenil, con el único propósito de que cultives el coco y la calma. Nada mejor que dedicar algo de tu tiempo a leer. Que lo disfrutes. Y si quieres pedirnos consejo…pues ya sabes: pones un email y te respondemos.
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LEO LA PALABRA (Lucas 9, 51-62)
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a
Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.
De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo
recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron:
«Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno:
«Te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre
no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo:
«Sígueme.»
Él respondió:
«Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó:
«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo:
«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó:
«El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»
MEDITO LA PALABRA
Meditar es llevar la palabra al corazón
Me fijo en un detalle «tonto» del evangelio de hoy: «echar mano al arado». No soy agricultor; pero debe ser difícil tener el arado en la mano y mirar para atrás. Seguro que el surco te sale como un ocho.
Es lo mismo que ir en moto y mirar para atrás: te la pegas, seguro. Esto me da a entender que si tienes un objetivo claro, debes prestar atención y mirar siempre en esa dirección.
El seguimiento de Jesús…es de los de echar mano al arado y mirar hacia adelante. Jesús es un seductor. Siempre lo ha sido. Durante siglos ha seducido a personas para que vayan tras él. Los que lo hemos intentado sabemos que la seducción tiene que ver con el cariño y el sentimiento. Por eso, el seguir a Jeús no es una dura carga, no es un trabajo maldito.
Seguir a Jesús tiene que ver con «echar muchas manos»…y llevar alegría, educación, hacer de familia, dar sentido a tantas personas. Y esto sí que es un oficio sagrado. No se puede querer «echar una mano» a alguien y luego dejarle tirado, defraudarle. Dios no hace así: se implica hasta el final con sus hijos. Lo mismo se espera de aquel/a que lo sigue y lleva a cabo su misma misión.
Supongo que esto para ti, si eres joven, igual te viene un poco grande. Tú, sobre todo, quieres divertirte, llevar una vida sin compromiso…disfrutar. Igual te pica de vez en cuando el gusanillo de la solidaridad…pero esto es para algún tiempo si te sobra. Es bueno comenzar con ese «poquito», que haces en tus ratos libres. Eso es voz de Dios y ahí estás siguiendo la voz de Jesús que te invita a echar una mano. Te deseo que sigas
haciendo caso de ese «picor» de hacer el bien a los demás…y que te vayas decidiendo a dar pasos cada vez más comprometidos. Sabiendo que «el hijo del hombre» no tiene lugar donde dormir, ni casa, ni cueva donde descansar. Tampoco tiene propiedades que ofrecerte. Tan solo horizonte, aire puro en el rostro y un mar de LIBERTAD.
REZO CON LA PALABRA
¿Tienes las manos libres? Empléalas para hacer siempre el bien. Tus manos bendicen, ayudan, dan, acarician…
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¿QUIÉN DECÍS QUE SOY?-20 Junio
LEO LA PALABRA (Lucas 9, 18-24)
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
«¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha
vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: «El Hijo del hombre tiene
que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas,
ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
Y, dirigiéndose a todos, dijo: «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo,
cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la
perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»
MEDITO LA PALABRA
Meditar es llevar la palabra al corazón
No está al otro lado del teléfono. No te lo pregunta en un sueño de éxtasis.
Te lo pregunta cuando ves las figuras de seres humanos torturados en nombre de la
democracia en una guerra que nunca hubiera tenido que comenzar. Es desde
aquella imagen humana destrozada, que Jesús te dice: «¿Y tú, qué dices de mi?».
Te lo pregunta en la mirada de los perdedores de siempre, de aquellos y aquellas
que han ido emigrando buscando una tierra propia, donde poder apoyar su cabeza.
Han acabado en la calle. Jesús te cuestiona y te dice: «¿Y tú amigo mío, amiga
mía… qué dices de mí? ¿Quién soy yo?».
Te lo pregunta en aquel chico, aquella chica que vuelve a casa a las 8 de la mañana
con la sangre cargada de droga, después de una noche loca, incapaz de mirar a los
ojos de las personas que le quieren. Es lo que se lleva. Es una nueva experiencia.
Jesús te mira a ti y hablándole a tu corazón dice «¿qué dices tú de Mí, quién soy
para ti, hijo mío, hija mía?».
Te lo pregunta cuando ves un día y otro día como ciertos representantes del pueblo,
sólo hacen que chillar, o sembrar la división, de deshacer la necesaria política de
cara al bien común. Hinchados en sus asientos, gritando en los micrófonos,
respondiendo a los periodistas desde el poder de los semidioses, Él, Jesús te dice:
«¿pero tú, qué dices de Mí?, soy quizás un político más, un personaje del pasado, o crees que hay
algo más en mi persona?».
Cuando aquel hombre ha cogido a su hijo muerto por una bomba inteligente y llora
sobre la cara del que es carne de su carne, lo abraza con fuerza y amor, es Jesús. A
ti que lo ves por la televisión, te pregunta: «¿qué dices de Mí?»
La pregunta de Jesús no lleva ira, es emocionante, va cargada de misericordia,
directa a tu corazón, es la pregunta por la justicia, por la fraternidad, para saber
ponerse en el lugar del otro. Es la pregunta por la identidad de los seres humanos.
Él humano, en todo, excepto en el pecado, no espera una respuesta dogmática,
elaborada, evidente y clara sobre Él mismo, sino que mires este mundo con sus
ojos. Déjate encontrar, pues, en los humanos, y entenderás un poco más que Él es
el Hijo de Dios.
REZO CON LA PALABRA
Para que descubras quién es Jesús…y dónde está.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=Y_cxj4gAchY[/youtube]
EL CUERPO DE CRISTO
LEO LA PALABRA (Lucas 9, 11b-17)
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que
lo necesitaban.
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a
las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.»
Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.»
Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que
vayamos a comprar de comer para todo este gentío.» Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»
Lo hicieron así, y todos se echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la
bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran
a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos
MEDITO LA PALABRA
Meditar es llevar la palabra al corazón
Las comidas son la mejor imagen del Reino de Dios. El sueño ideal de Dios es una mesa con mantel de fiesta y todos sus hijos comienzo gratis, bailando y cantando. (Tengo un amigo al que le hace gracia cuando hablo de esto).
Hoy Jesús da de comer a la gente…¡todo un milagro, sí señor! Porque miramos la tele y nos asalta una legión de hambrientos. Y decimos: qué mal repartido esta el mundo.
Pero la comida que ofrece Jesús no solo es pan. El mundo necesita cereales y muchas cosechas y mucha leche….pero sobre todo necesita a Jesús. Porque da igual que haya comida para todos, si no la queremos repartir justamente. Para repartirla necesitamos comer «justicia», «caridad», «compasión». Y justamente eso es Jesús.
«Corpus Christi»…o sea, «El Cuerpo de Cristo». Esta es la fiesta de hoy. Y necesitamos comer a Jesús, porque es la comida que Dios nos da. Si lo comemos no tenemos más hambre y además podremos compartir con los demás el pan de cada día.
Mucha gente ha olvidado que el «cuerpo de Jesús» fue la alegría de los pobres y hambrientos; que le tocaban y quedaban sanos. Y nosotros nos quedamos adorando a Jesús en el sagrario. Adorar el cuerpo de Jesús significa preocuparse de sus hermanos necesitados: los parados, los enfermos, los sin papeles… No se puede decir «Señor,Señor» y seguir de espaldas a los demás y a la justicia. Cáritas nos recuerda que en estos tiempos de paro y crisis la única salida es compartir. De ésta no nos sacarán los banqueros ni los poderes públicos….solo tú, yo y el otro…compartiendo lo poco o mucho que tengamos.
Este sin duda será el mejor milagro, y la mejor oración a Dios.
REZO CON LA PALABRA
Reza esta oración repetidas veces, mientras ves el vídeo: «El Cuerpo de Cristo. Amén»
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