Después del día de excursión de ayer, hoy nos hemos levantado con las pilas cargadas para disfrutar del día.
El Cabellero de la armadura Oxidada ha seguido ayudándonos a conocernos mejor, a quitarnos todo lo que nos estorba en nuestra vida para ser plenamente felices.
En el trabajo de la mañana y de la tarde en grupos hemos tenido la oportunidad de descubrir todo esto y, lo más importante, de escucharlo a través de los bonitos testimonios que nos han regalado algunas de las personas que están estos días compartiendo campamento con nosotros: los cocineros (sobre su entrega y disponibilidad), el coordinador (sobre su itinerario de compromiso por los demás), los salesianos (sobre Don Bosco y su vocación) y los animadores (sobre el sentido de lo que hacen y viven en su vida).
Todo lo hemos recogido en la celebración del Perdón que hemos compartido al acabar la tarde, tras la piscina, en la que hemos podido confesarnos con los sacerdotes.
La velada musical nos ha hecho terminar el día muy arriba, con una sensación de felicidad que no tiene precio… ¡Gracias Somalo!… y, sobre todo, ¡Gracias Señor Jesús por toda la gente buena que pones a nuestro lado para ayudarnos a ser mejores personas y mejores creyentes!