Acabamos de llegar de Somalo. Hemos celebrado la Pascua con Jesús, y hemos descubierto la Fuerza del Amor, que es capaz de entregar la propia vida hasta la muerte: «No hay mayor amor que dar la vida por los amigos» (Jesús).
El Jueves arrancó nuestro camino y nuestros pies anduvieron desde Nájera hasta Somalo. En Casa se nos dio una bienvenida especial: unos compañeros nos ofrecieron un abrazo, un vaso de agua y un poco de chocolate según íbamos llegando. Luego nos lavaron los pies, recordando el gesto de Jesús. Esa tarde celebramos la Cena con Jesús, el Maestro, y le acompañamos mientras rezaba en Getsemaní.
El viernes nos unimos a Jesús, entregado a la muerte. Por la mañana preparamos el viacrucis, y construimos las cruces que asolan a las personas hoy en día y también las que nosotros provocamos. Luego estuvimos con Jesús, al lado de su cruz, mientras moría.
El sábado santo fue día de Desierto personal. Cada uno marchó llevando únicamente «su libertad»: sin nada que poseer y sin ser poseídos por nada. La soledad nos dio tiempo a pensar, a rezar nuestra propia vida, con sus preguntas, sus rutinas y sus vacíos… La tarde nos retornó al hogar de Somalo, nuestro particular Emaús, y compartimos lo que había sido el camino. Tuvimos sensación de que la libertad es difícil de vivir, también que Dios la emplea para hacerse presente de modos muy singulares y muy cotidianos (el viento, el canto de un pájaro…la gente al pasar, un pastor con sus ovejas…). Alguno tuvo la impresión de que todo es «fácil» cuando te dejas llevar por la «vida», por «Dios».
Por fín, el domingo, nos levantamos muy de mañana, aún no había amanecido. Como las mujeres del Evangelio, queríamos encontrar el «sepulcro vacío» y al Señor Vivo. La bendición del fuego abrió la celebración y el gozoso canto del Aleluya certificó lo que desde hace 2000 años se nos proclamó: «Dios ha resucitado a Jesús y nos la dado como salvación y signo de esperanza».
Desde Somalo, os queremos trasmitir Alegría y Coraje para contar que Jesús es el único Señor, y que El es el sentido de cuanto vivimos. ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!