LEO LA PALABRA
La Boda de Caná (Jn 2, 1-11)
Al tercer día hubo una boda en Caná, un pueblo de Galilea. La madre de Jesús estaba allí, y
Jesús y sus discípulos también habían sido invitados a la boda. En esto se acabó el vino, y la
madre de Jesús le dijo:
–Ya no tienen vino.
Jesús le contestó:
–Mujer, ¿por qué me lo dices a mí? Mi hora aún no ha llegado.
Dijo ella a los que estaban sirviendo:
–Haced lo que él os diga.
Había allí seis tinajas de piedra, para el agua que usan los judíos en sus ceremonias de
purificación. En cada tinaja cabían entre cincuenta y setenta litros. Jesús dijo a los sirvientes:
–Llenad de agua estas tinajas.
Las llenaron hasta arriba, y les dijo:
–Ahora sacad un poco y llevádselo al encargado de la fiesta.
Así lo hicieron, y el encargado de la fiesta probó el agua convertida en vino, sin saber de
dónde había salido. Solo lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Así que el
encargado llamó al novio y le dijo:
–Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido bastante,
sirve el vino corriente. Pero tú has guardado el mejor hasta ahora.
Esta fue la primera señal milagrosa que hizo Jesús en Caná de Galilea. Con ella mostró su
gloria, y sus discípulos creyeron en él.
MEDITO LA PALABRA
Meditar es llevar la Palabra al Corazón
Las novelas de intriga siempre nos proponen resolver la trama en base a unas «pistas» que el guionista va dejando caer. Normalmente suele ser un ejercicio de inteligencia en donde se mezclan la atención para ver y la perspicacia para ir interpretando dichas pistas.
El evangelio de Juan es un libro de «signos», es decir de «pistas», en donde propone al lector ir adivinando la trama del «misterio Jesús de Nazaret».
Al final del texto de hoy se dice precisamente: «esta es la primera señal«, y luego dice que los discípulos creyeron en él.
Dios nunca nos habla directamente, porque no puede hacerlo; siempre habla a través de señales, o sucesos cotidianos. Aparentemente son solo eso, «sucesos cotidianos»; solo al que busca y se pregunta se le abren otros significados.
Estos días el mundo vive la devastación de Haití por un terremoto brutal. ¿Un suceso más o una pista? Un amigo mío anda preocupado por una dolencia; no sabe si será cosa grave…¿un suceso más o una pista?
Cada uno de nosotros puede ir descubriendo sucesos que le hacen pensar, dudar, preguntarse o buscar… ¿pueden ser ocasión para ir descubriendo un poco más la voluntad de Dios sobre nosotros y sobre el mundo?
La fe no nos resuelven las cosas cotidianas; pero sí hace una cosa importante: infundir ánimo y esperanza. Porque la fe sobre todo es eso: «ánimo y esperanza».
Pensaba en Haití, en mi amigo y un María, ¿qué diría ella? ¿cómo reaccionaría?
Creo que volvería a decirnos: «Haced lo que él os diga». Es una invitación a mirale, a sabernos en la compañía del mismo Dios, a sentir que lo nuestro, a pesar de los pesares, está llamado a «repararse, curarse»…y a «resucitar». Tal vez, el milagro en Haití sea reconocer que aún queda mucha humanidad en el mundo y mucho compromiso en ayudar a vivir.
Recuerda dos episodios que durante esta semana se han convertido para ti en «signos» que te han hecho pensar, dudar, descubrir.
REZO CON LA PALABRA
Ten presente el texto del evangelio de hoy, y luego ve este vídeo de Don Bosco. ¿Hay alguna «señal» que hable de «ánimo y de esperanza»? ¿Te sientes capaz de continuar esta historia?
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