El Adviento es tiempo de espera y crecimiento interior. Jesús no «nace de nuevo»; eso ya paso hace mucho. Pero el recuerdo anual de la navidad puede animarnos a acoger a Dios en nuestra vida. Abre el Power-Point cada día y clica en el día correspondiente: obtendrás una bonita propuesta para preparar esta Navidad. calendario-de-adviento-2009
TIEMPO DE ESPERANZA -29 de Noviembre
LEO LA PALABRA (Lucas 21, 25-28.34-36)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y del oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros temblarán. Entonces, verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.»
MEDITO LA PALABRA
Meditar es llevar la Palabra al Corazón
¡Feliz año nuevo!
Sí, no es que me falte cordura, sino que en verdad hoy comenzamos el nuevo «año litúrgico», y lo hacemos inaugurando el tiempo de Adviento. El Adviento nos prepara para la Navidad que dentro de poco vamos a celebrar y disfrutar.
Si hay una palabra que le venga bien al Adviento es la palabra Esperanza. ¿Con qué color la identificas? ¿Tal vez el verde? Vas bien…es el color de los brotes tiernos y de la vida. ¿A qué canción te suena? ¿Tal vez a Diego Torres y su «color esperanza»? Solo tararearla los pies y el corazón se ponen cantarines. Eso es adviento…un murmullo interior que te lleva hacia «arriba de ti mismo».
Hoy la palabra de Dios nos invita a «ver los signos» que hay a nuestro alrededor. No todos son buenos…por eso nuestra fe no es ingenua. Sabemos que el mundo desea verse libre de tantas lacras sociales, de tanto mal e injusticia. Pero cuando veáis que esto sucede -nos sugiere la Palabra- «levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación». Y esta es la utopía-esperanza del adviento: la llegada del «Hijo del hombre» con «gran poder y majestad». La navidad es la celebración de esta presencia del Hijo de Dios entre nosotros. No va a liberarnos del mal como por arte de magia. Sobre todo, viene a decirnos que Dios se queda a vivir con nosotros; que no pasa de nuestros problemas. Que su cercanía es lo único que necesitamos para tomar coraje ante la vida y sus problemas.
Te deseo que camines durante este mes con un gran deseo en tu corazón: el deseo de encontrarte con el Hijo de Dios, Jesús. No olvides que el camino es tanto más importante que la meta, sobre todo, porque en nuestra vida cristiana….siempre hay camino. La Palabra de cada domingo es la luz para nuestra ruta, y también la presencia de ese Dios que ya está aquí con nosotros…todos los días. Deja encontrarte por El…hazle sitio en tu interior.
REZO CON LA PALABRA
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Desvela, Señor, nuestros corazones,
que se han adormecido en las cosas
y ya no tienen fuerza para amar.
Desvela, Señor, nuestra ilusión,
que se ha apagado en ilusiones huidizas.Desvela, Señor, la sed que tenemos de Ti,
porque demasiado a menudo bebemos aguas amargas
Desvela, Señor, el hambre que tenemos de Ti,
porque nuestras comidas nos dejan vacíos.
Desvela, Señor, nuestro deseo de felicidad
porque nos perdemos en diversiones caducas.
Desvela, Señor, nuestro silencio vacío,
porque necesitamos palabras de vida para vivir.
Desvela, Señor, todo nuestro ser,
porque hay caminos que solo se hacen
con los ojos abierto para reconocerte.
REFLEXIONES VOCACIONALES
Os adjuntamos el primer número del documento Reflexiones Vocacionales con el cual iniciamos esta serie. Esperamos que sea de vuestro interés. Haz click aquí.
EL ÚNICO REY
LEO LA PALABRA (Juan 18, 33-37)
Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:
-¿Eres tú el Rey de los judíos?
Jesús le dijo:
– ¿Eso lo preguntas tú de tu propia cuenta o porque otros te lo han dicho de mí?
Le contestó Pilato:
– ¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí.¿Qué has hecho?
Jesús le contestó:
– Mi reino no es de este mundo. Si lo fuese, mis servidores habrían luchado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
Le preguntó entonces Pilato:
– ¿Así que tú eres rey?
Jesús le contestó:
– Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para dar testimonio de la Verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, escuchan mi voz.
MEDITO LA PALABRA
Meditar es llevar la Palabra al corazón
Todos tenemos en la cabeza la imagen de un rey. Lo solemos relacionar con una corona, un cetro, un trono. También lo rodearíamos de cortesanos, con bien de fasto y lujos reales.
Todos esos atributos y otros que se te pueden ocurrir,no tienen nada que ver con Jesús, que también se proclama a sí mismo Rey. Si te recreas en el texto que hemos leído la cuestion que quiere aclarar Pilatos es saber si Jesús es rey, de verdad. Los judíos se lo habían entregado precisamente acusándole de ello, y por lo tanto enemigo del gran soberano, el César de Roma. Pilato, que es un mandado del emperador, quiere saber si Jesús tiene ganas de dar un «golpe de estado» y ponerle a él mismo en un aprieto político.
Jesús le aclara que él es rey desde su nacimiento; aunque un rey distinto….de otro mundo. Un rey que tiene como cometido no declarar la guerra a nadie, sino dar testimonio de la Verdad. Sin duda, que se trataba de un reinado curioso.
Si te das cuenta, la Verdad a la que se refiere Jesús va con «mayúsculas», y es sinónimo de Dios. La causa de Jesús, en definitiva, es su Padre-Dios. El es la única VERDAD.
Sabemos que Pilatos no le entendió: él era un procurador romano y no le interesaba para nada el tal Jesús, ni su causa. Se conformaba con que no le incomodara su buena posición y su tranquilidad.
El tema es si para ti, que lees esto,la causa de Jesús te importa o te pasa como a Pilatos. En definitiva, si eres de los que viven de cara a Dios y a la causa de Jesús.
Hoy no es fácil decir en público que somos cristianos; casi es una acusación de imbecilidad. No es secillo vivir nuestra fe con decisión, alimentar nuestra amistad con Jesús día a día en la oración. Casi nos estamos convenciendo de que eso de la fe está bien para algunos ratos,pero a mí que no me «vean».
La palabra de hoy nos dice: «no tengas miedo, yo he vencido al mundo». Aunque aparezcan otros «reyes-líderes-ídolos» en este circo mundial, no les des el corazón: ellos no llevan a la felicidad. La diferencia entre los tiranos y nuestro Dios, es que mientras unos desprecian y les roban los bienes y la vida a sus siervos, Dios ha muerto por amor por ti para que tengas vida en abundancia.
Te invito en este último domingo del tiempo ordinario, a reconocer en tu interior que Jesús es tú único Rey y Señor.
REZO CON LA PALABRA
Tú me enseñas que ser rey no es mandar a todos para que hagan lo que yo deseo.
Tú me enseñas que ser rey es ponerse al servicio de todos.
Tú me enseñas que ser rey no es cambiar de opinión para mantener el poder.
Tú me enseñas que ser rey es ser auténtico hasta el final, aunque este final sea la muerte.
¡Ayúdame a estar bajo tu bandera!
VENDRÁ CON GRAN PODER – 15 de Noviembre
LEO LA PALABRA (Marcos 13, 24-32)
Pero en aquellos días, pasado el tiempo de sufrimiento, el sol se oscurecerá, la luna dejará de
dar su luz, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales vacilarán. Entonces verán al
Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. Él enviará a sus ángeles y reunirá
a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales, desde el último rincón de la tierra hasta el
último rincón del cielo.
Aprended esta enseñanza de la higuera: cuando sus ramas se ponen tiernas y empiezan a
brotar las hojas, comprendéis que el verano está cerca. De la misma manera, cuando veáis
que suceden esas cosas, sabed que el Hijo del hombre ya está a la puerta. Os aseguro que
todo ello sucederá antes que haya muerto la gente de este tiempo. El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre.
MEDITO LA PALABRA
Meditar es llevar la Palabra al Corazón
El tono del evangelio de hoy es «apocalíptico». Es un género literario propio de algunos pasajes bíblicos y se emplea para hablar sobre todo, del «señorío de Dios» sobre la historia.
Nos vamos acercando al final del año litúrgico -el próximo domingo acaba el Tiempo Ordinario- y la Iglesia quiere volver a preguntarnos: ¿quién es el Señor de tu historia? Para los primeros cristianos no había duda: ellos habían descubierto en Jesús al Señor de sus vidas y de la Historia humana. Por encima del César estaba Jesús y su señorío absoluto sobre las personas. Claro, el señorío de Jesús, no es un señorío militar ni político; sino divino y misericordioso.
Por eso, los creyentes de todos los tiempos no creemos en un Dios justiciero, apocalíptico de película, que lo arrasa todo y castiga a todos los malos. Fíjate en esta frase de hoy: «Entonces verán al Hijo del Hombre venir con gran poder y gloria, y reunirá a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales». Este es nuestro Dios: el amigo bueno que nos recogerá y nos salvará.
Pero el texto, aunque nos hace mirar con confianza a este Señor de la historia, nos hace una pregunta más concreta: ahora mismo, ¿Jesús es Señor de tu vida? ¿Estás descubriendo signos en el día a día de la presencia de Jesús? ¿Cuáles son? Lo mismo que cuando véis una higuera en flor decís….llega el verano…¿qué signos veis que os lleven a confiar y a creer en Jesús y a hacerlo señor de vuestras vidas?
Este es el ejercicio que te propongo: descubre esos signos de la presencia de Dios…en los gestos de cariño de la gente, en el servicio desinteresado…en el cuidado de los pobres…en el perdón de los amigos…en…
REZO CON LA PALABRA
Dios, ¿eres real?
Dios, ¿ eres real?, murmuró el niño.
«Dios, habla conmigo»
Y entonces una alondra del campo cantó,
pero el niño no escuchó.
Volvió el niño a gritar:
«Dios, háblame!»
Y un trueno resonó por todo el cielo,
pero el niño no escuchó.
El niño miró alrededor y dijo,
«Dios, déjame verte».
Y una estrella se iluminó brillantemente,
pero el niño no se dio cuenta.
Y el niño gritó,
«Dios muéstrame un milagro!».
Y una vida nació,
pero el niño no se dio cuenta.
Entonces el niño lloró desconsoladamente y dijo:
«Tócame Dios, y así sabría que te encuentras aquí !»
Y Dios se inclinó y tocó al niño.
Pero el niño alejó la mariposa, y se apartó sin saberlo.
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