Propuesta para la semana (Marzo:1-7)
Dicen que el rostro es el espejo del alma. Eso quiere decir que se actuamos sobre nuestra cara positivamente, actuaremos también en nuestro «trastero interior», el alma.
Durante esta semana te sugiero que dediques 5 minutos diarios a mirarte en el espejo. Da igual la hora del día…escoge tú la que mejor te vaya: tal vez la tarde sea buena para hacerlo, después del trabajo de la mañana. Mientras te ves en el espejo, piensa que Dios te ha dado ese rostro, ¡no otro! A Dios le gustas así, tal como eres. Cada día de la semana fíjate en un detalle de tu rostro. Te doy alguna sugerencia:
– La boca: sonríe, haz alguna mueca al espejo. ¿Qué cosas suelo decir? ¿Abundan más las buenas o las malas? Dile algo bonito a tu vida y a Dios: (Gracias Dios por darme la vida y esta boca. Que aliente a los demás con palabras de ánimo y te bendiga a ti en todo momento).
– Los ojos: ábrelos, ciérralos despacio. Descubre la luz de la habitación, a medida que los abres. Reconoce las cosas que hay, incluso objetos o detalles en los que no sueles fijarte. Después, con los ojos cerrados, piensa en los colores del mundo. Haz una oración por las personas que no pueden ver las maravillas del mundo.
– Las orejas: tócalas suavemente. Aprecia su textura: delgadez, gordura, flexibilidad. Dite algo bonito. Deja que Dios te diga algo: «Tú eres mi hijo/a amdado». Estate a gusto repitiéndote varias veces esta frase.
– La frente: mírala, tócala, date alguna crema…. Seguro que no tienes arrugas: eres joven. Bendice a Dios por tu juventud. Pídele que bendiga tus pensamientos…esos que están dentro de tu cabeza. Piensa en una persona y reza por ella: «Te pido Padre-Dios por…. ayúdale, que sea feliz!
– El pelo: tómate un tiempo para cepillarlo con delicadeza, o peinarlo. Tócalo con la punta de los dedos, aprecia su color, su textura, su longitud. Reza después de manera confiada a Dios: «Hasta el último de mis cabellos están contados. Dios me cuida y me protege». Dilo varias veces.