Llegamos a Logroño a comer. Allí tuvimos un momento especial, a pesar de lo malo que hacía, porque tuvimos ese reencuentro que tanto estábamos esperando.
Dos horas después de estar un tiempo en Logroño, llegamos a Somalo. Lo primero que hicimos fue subir las maletas para pillar sitio y poder repartirnos en las habitaciones.
Más tarde formamos los grupos, nos conocimos mediante juegos y después nos fuimos a la piscina. Volvimos, nos cambiamos y tuvimos la celebración de las manos. Mientras nuestro grupo preparaba las mesas, los demás tenían tiempo libre. Cenamos y después nos tocó también recoger.
Para finalizar la noche jugamos a “Allá tú” y cuando terminamos nos acostamos, claro después de las “Buenas noches”.
Ana Dieguez
Iñigo Elías
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