LEO LA PALABRA (Juan 3, 14-21)
Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre ha de ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
“Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.
“El que cree en el Hijo de Dios no está condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios. Los que no creen ya han sido condenados, pues, como hacían cosas malas, cuando la luz vino al mundo prefirieron la oscuridad a la luz. Todos los que hacen lo malo odian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo que están haciendo. Pero los que viven conforme a la verdad, se acercan a la luz para que se vea que sus acciones están de acuerdo con la voluntad de Dios.”
MEDITO LA PALABRA
Leyendo la Palabra de este domingo se me van los pensamientos hacia los jóvenes. Conozco bastantes que viajan de «negro» por la vida. Visten de negro, se maquillan de negro, pululan de noche y con demasiada frecuencia piensan también en negro. Tal vez no sea más que una estética, pero a algunos de mis jóvenes amigos les afecta a niveles más allá de la ropa. Con frecuencia tienen juicios negativos de todas las cosas, no confían nada en ellos mismos y Dios es el nombre proscrito, que jamás debería pronunciarse.
Sin querer hacer cliclés -no todos nuestros «chicos de negro» son así- sí me parece que nos hace falta LUZ. Si nuestro ámbito es la oscuridad nuestra mirada -quieras o no- se vuelve oscura y triste, por no decir desesperanzada.
Creo sobre todo en la Luz, porque da vida y trasmite vida. Y esa LUZ con mayúscula es JESÚS.
Los hombres de Iglesia podemos trasmitir ideas religiosas, credos, ritos. Pero más que nunca debemos trasmitir a Jesús, LUZ del mundo. Porque Dios nos lo envió para SALVARNOS por medio de él. Y esta es la noticia mejor que podemos ofrecer. Pues bien, si ésta es la noticia mejor, ofrezcamos una experiencia LUMINOSA de la Fe.
La fe no es un castigo…la FE es una dicha, un placer, un beso, una brisa. Acostumbremos a vivir la FE en relación con las cosas buenas de la vida. Tan solo hace falta creer en Jesús-luz del mundo para obtener la SALVACIÓN. ¿No es tan difícil no?
Te propongo que des una vuelta por la calle, por cualquier lugar a plena luz del día, y reconozcas toda la vida que hay. Da gracias a Dios por los niños que juegan en el parque, por los padres-madres que los cuidan, por los jóvenes que se dicen sus amores, por los ancianos que siguen a pasos certeros con la vida…por tantas cosas.
Creer en Jesús es vivir en la LUZ. ¡CREE…!
REZO CON LA PALABRA
Aquí estoy.
Lleno de sombras y de luces, en medio de un mundo de locos.
Mis sombras… ayúdame a que se transformen en luces.
Sólo contigo brillarán.
Mis luces…. gracias por ellas.
Con ellas puedo hacer el bien a los demás.
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