Desde hace miles de años,
… cada noche
… siempre que alguien alza la mirada
y puede contemplar la oscuridad del universo,
el brillo de las estrellas, ya apagadas,
pero cuya luz nos alcanza todavía…
se repite la misma sensacíón.
Sensación de estar ante un abismo de belleza,
ante una grandeza que nos supera
y que, a pesar de los telescopios y las naves espaciales,
aún no abarcamos.
Y se repite la sensación de pequeñez.
¡Qué cosa más pequeña somos!
¡Qué ridícula nuestra presencia en el universo!
Y, sin embargo… en medio de toda esa inmensidad de materia, de oscuridad, de luz, de movimiento…
¿No sentimos también que somos especiales?
Espectadores privilegiados de lo que nos rodea.
Buscadores eternos del sentido de todo.
Quizás fue esa la sensación
del escritor de esta oración hecha poema e himno:
«Señor, Dios nuestro.
¡Qué maravilla descubrirte presente en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
me pregunto…
¿Qué es el ser humano para que le hayas dado tanto?
¿Qué somos para que te acuerdes tanto de nosotros?»
Esta noche te invito a elevar la mirada y, si las nubes o las luces no te lo permiten, contempla estas maravillosas fotos mientras haces silencio… y te maravillas
http://www.elpais.com/fotogaleria/Nebulosas/cumulos/galaxias/6481-1/elpgal/
BUENAS NOCHES
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