Con alegría os comunicamos que la Colonia Vacacional finalizó el viernes pasado con un sentimiento de satisfacción por las cuatro semanas ininterrumpidas de trabajo oratoriano. Todo concluyó con una fiesta final, que los niños habían ido preparando con sus monitores durante las tres últimas semanas: coreografías, breves dramatizaciones, canciones configuraron el menú final de nuestra Colonia. A la tarde tocó la despedida con los más de 40 animadores que han estado al pie del cañón. Acabamos con una cena familiar con entrega de regalos, y el deseo de que nuestra amistad perdure a pesar de la distancia. Pero eso no es todo.
El fin de semana nos fuimos a la selva. Ha sido una excursión de dos días con los chicos del «Tainate Huasi» -la sección de aprendices- que están a punto de concluir el curso lectivo. Como véis aquí los cursos se alargan más que en España y las vacaciones no llegan al mes. En la selva hubo un poco de todo, aunque adaptado a turistas domingueros como nosotros: culebras domadas, chamanes que limpiaban del mal aire con un cigarrillo en la mano, menú a base de pescaditos de río supuestamente pescados en la piscifactoría del pueblo cercano. Aún con todo, la selva es la selva, y vimos monos, tucanes, tapires y varias exposiciones que mostraban la vida de las comunidades que viven a la ribera de los ríos amozónicos. La verdad -más allá de lo postizo del turisteo- es la vida dura de estos pueblos indígenas, con muy pocas comodidades y que tratan de abrirse camino explotando su cultura y mostrándola al visitante.
Por lo demás, estamos en nuestra última semana, y vamos a aprovecharla para concluir los trabajos técnicos que llevamos a cabo: megafonía del teatro, instalación del nuevo taller de electricidad. También volveremos a Quito para ver el proyecto con Niños de la calle que los salesianos llevan a cabo en la capital. De todo ello os informaremos antes de nuestro regreso.
Un saludo cordial desde Cayambe.
Deja un comentario