LEO LA PALABRA (Lucas 19, 18-40)
Jesús iba delante subiendo a Jerusalén.
Y aconteció que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los
Olivos, envió dos de sus discípulos, diciendo: Id a la aldea de enfrente, y al entrar en
ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás;
desatadlo, y traedlo. Y si alguien os pregunta: ¿Por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor
lo necesita.
Fueron los que habían sido enviados, y hallaron todo como les había dicho Jesús.
Y cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?
Ellos dijeron: El Señor lo necesita.
Lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús
encima.
A su paso tendían sus mantos por el camino.
Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los
discípulos, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que
habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el
cielo, y gloria en las alturas!
Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a
tus discípulos. Él les dijo: Os digo que si éstos callaran, hablarían las piedras.
Medito la Palabra
Meditar es llevar la Palabra al Corazón
En el cementerio de San Javier, de Murcia, hay un perro que lleva 10 años durmiendo
y viviendo sobre la tumba de su amo. El animal –si es que así puede llamársele-, días
después de la muerte de su amo, añorando su presencia, se encaminó él solo al
cementerio, encontró su tumba y sobre ella se sentó a esperar a la muerte. Durante
muchos días no se movió de sobre su lápida, sin alejarse siquiera para buscar
comida. Sólo más tarde, el viejo sepulturero se apiadó de él y sustituyó –en parte- el
cariño del muerto. Pero Canelo nunca renunció a su fidelidad. Y allí sigue, recordando
a un muerto cuyos parientes ya le han olvidado. El amor del perrillo es la única flor
que adorna esa tumba. Hasta el verdín ha borrado ya casi el nombre del muerto. En
la memoria de Canelo no se ha borrado nada.
Esta historia – historia y no fábula- impresiona en un mundo en el que la fidelidad ya
‘no se lleva’. Ahora –dicen- ya no hay amores permanentes. Se teme a los
compromisos definitivos.
La vida de las personas es difícil, lo sé. Son muchos los humanos que fracasan en
sus caminos, en sus amores, en sus esperanzas.
El que empieza su vida entronizando la infidelidad como principio, no fracasa jamás,
porque no tiene ni alma con la que fracasar. Los que aman con un ‘ya veremos’ se
morirán sin saber lo que es el amor. Porque un amor puede ser débil, o cobarde, o
mediocre, pero lo que no puede ser es provisional. Un ‘amor provisional’ es algo tan
contradictorio como un círculo cuadrado. Porque si es amor, no es provisional. Y si es
provisional, no es amor.
Por eso me emociona ese cariño de Canelo, un amor verdaderamente más fuerte que
la muerte. Los periódicos han dicho que es un ‘chucho sin raza, sin clase’. Pero yo
creo que tiene más raza y más clase que muchos de los humanos.
Acaba diciendo el autor: “Si las personas amasen a Dios como los perros
adoran a sus amos, Dios sería un amo bien servido”.
Jesús va a la muerte por fidelidad al Padre y por fidelidad a toda la humanidad, pues
de su fidelidad dependía nuestra salvación. VIVE ESTA SEMANA SANTA ACOMPAÑANDO CON FIDELIDAD A JESÚS.
REZO CON LA PALABRA
Jesús,
El domingo de Ramos marca el inicio
de la etapa final de tu misión.
Sabes muy bien dónde vas y qué te espera.
Conscientemente y con valentía, afrontas
el camino de la fidelidad hasta la muerte.
Durante esta semana –la Semana Santa- continuas
acogiendo a cada uno tal como es:
– el pueblo que te aclama con ramos y cantos;
– los amigos de Betania y el perfume de María;
– el odio de los dirigentes y la traición de Judas;
– el menosprecio de los que piden tu muerte;
– el miedo de Pilato y las burlas de los soldados;
– la compasión de la Verónica y de las otras mujeres;
– el gesto forzado, pero solidario, de Cirineo;
– los golpes de martillo de los que te crucifican;
– la presencia de María y de algunos discípulos;
– la súplica del que está crucificado a tu lado;
– la soledad dolorosa, pero confiada, en la cruz…
¡En todo momento eres fiel al Padre y a los hombres y
das, con amor, la última gota de tu sangre!
¡Te admiro y te quiero! ¡Te quiero seguir y ser fiel como tu!
Tomado de «Salesians Barcelona»
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