LEO LA PALABRA (Juan 10, 27-30)
“Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida
eterna y jamás perecerán ni nadie me las quitará. Lo que el Padre me ha dado es
más grande que todo, y nadie se lo puede quitar. El Padre y yo somos uno solo.”
MEDITO LA PALABRA
Meditar es llevar la Palabra al corazón
«Lo que el Padre me ha dado es más grande que todo, y nadie me lo puede quitar». Voy a comenzar el breve comentario pidiéndote que leas esa frase con calma: ¿a quién se refiere Jesús?
¿Qué le ha dado el Padre qué es más grande que todo? ¿Qué es eso que Jesús no está dispuesto a perder ni que se lo roben? ERES TU / SOY YO / cada uno.
No sé si alguien alguna vez en tu vida te ha hecho sentir así de especial…¡exclusivo! Ese eres tú para Dios.
Creo que nos hace mucho bien el escuchar esta palabra de Jesús, nuestro Buen Pastor, porque es una palabra revelada. No es un dicho sin más. Jesús, Dios verdadero, conoce al Padre como nadie, puesto que de su lado salió. El conoce su corazón, su mente, sus deseos más ocultos. En esa intimidad profunda de Dios, allá donde ningún ser humano puede llegar, estás TÚ.
La conciencia de un creyente se puede emocionar profundamente al ver cómo nos ama Dios, y al darse cuenta de quién soy yo -pobre criatura- para El. Cuando yo ni siquiera me valoro, y los demás ni me tienen en cuenta…Dios me dice que no hay nada en todo el universo más importante que yo.
Nuestra vida se esponja ante este sentimiento verdadero, toma paz y confía en todo lo que nos rodea: todo es don de Dios para mi provecho y mi bien. Por eso, le doy las gracias.
También, como creyentes, podemos sentir la necesidad de corresponder al amor de Dios. ¿Puedo amar a Dios? ¿Cómo hacerlo si no lo veo? Te recomiendo, para ello, dos caminos:
– Entra en tu interior y bendícele con palabras sinceras. A Dios le gusta tu alabanza, tu palabra aunque sea torpe y pobre. ¡Inténtalo! También puedes pedirle fuerza, ánimo para tus problemas.
– El segundo camino es Mirar al exterior. Consiste en amar a los demás, como el Padre te ama a ti. Tal vez por cómo quieras a los demás, los demás se den cuenta de que Dios les ama profundamente.
REZO CON LA PALABRA
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