Me llamo Eduardo Marroquín y Ya estoy cumpliendo 6 años entre estos queridos indígenas Yanomami, desde que llegué en septiembre del 2004. Algunos ya me conocéis porque procedo de la inspectoría de Bilbao. Para los que no, les presento mi trabajo.
Aquí estamos en el Alto Orinoco (Amazonas) y sólo nos movemos por el río con barcas o caminando por la selva con ayuda de guías indígenas.
Nuestro trabajo se centra en tres apartados: la evangelización, la educación y la cooperativa. Quiero hablar un poco de cada una.
La evangelización: el pueblo yanomami es muy religioso, reza con confianza a Papá Dios. Eso lo vemos en la oración de los fieles tanto en la eucaristía con los cristianos como en las celebraciones de la palabra con los catecúmenos. Rezan largo, pausado, viviendo lo que dicen. La iglesia yanomami está surgiendo con fuerza. Tiene abundantes mitos en su cultura, con valores humanos de generosidad, solidaridad, compartir, hospitalidad. Nosotros queremos con la Buena Noticia de Jesús ver qué novedad llega al pueblo yanomami desde su riqueza cultural como pueblo. Ellos dicen que donde están los misioneros la comunidad ha encontrado la paz, las familias están unidas; y por eso nos quieren y les agradecemos su cercanía y presencia. Es muy interesante los tiempos litúrgicos principales: Pascua y Navidad, en los que participan muy activamente y muestran los rasgos de su cultura en la liturgia; también en los sacramentos sobre todo el bautismo, tiene una gran riqueza expresiva.
Otro campo es la educación: llevamos adelante las escuelas en muchas comunidades y con maestros yanomami; les damos formación y talleres a los docentes; también cuidamos los buenos días con educación en valores, el aspecto religioso con las fiestas salesianas y marianas del año que las esperan con alegría y participan. Les gusta mucho el teatro, la escenificación, el baile, la música…
En la cooperativa recogemos su artesanía: cestas, flechas… y les damos machetes para sus conucos-huertas, material-rollo y anzuelos para su pesca, jabón, sal, ollas, baterías y frenteras para alumbrar buscando cacería; hay mucha carne en su habitat. Buscan mucha fruta en la selva. Es un pueblo muy inquieto y resolutivo.
Habría muchas más cosas, pero puedo decir que para esta entrega puede quedar ahí. No quiero acabar sin decir una palabra vocacional para los que lo lean. Mirad: en primer lugar hay dos salesianos vietnamitas, jóvenes, que están para llegar a esta misión, me parece algo maravilloso, con su cultura asiática, el idioma, etc..el deseo universal de la entrega a los demás llevando a Jesucristo al estilo de Don Bosco, sin fronteras, con total generosidad y entrega. Yo os puedo decir y me sincero que el que yo me encuentre aquí se debe sencillamente a mis inicios vocacionales, al grupo misionero de cuando era chaval en el colegio, y el querer imitar a los primeros salesianos misioneros que leíamos con tanto interés y admiración.
Estoy escribiendo en los días que con gran alegría veo a Xabi Camino ordenarse de sacerdote, es un motivo de satisfacción, hemos compartido años de aspirantado y para los que seguimos ver estos pasos vocacionales es un gracias a Dios de corazón.
Acabo con un saludo para todos. Vaya mi cariño, mi recuerdo y mi oración, por todos.
Eduardo Marroquín
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