Habla don Bosco: Queridos amigos, os voy a presentar a uno de mis mejores amigos: Domingo Savio. Hoy la Iglesia entera celebra su fiesta, porque es un verdadero Santo, modelo para todos los chavales del mundo. Más que amigo tendría que decir que Savio fue un “hijo” espiritual.
A las personas no se las puede amaestrar; tan solo acompañar para que den lo mejor que llevan dentro. Y la providencia puso delante de mí a este joven de 14 años, con unas ganas inmensas de ser protagonista de sus vida. No quería ser uno de tantos, quería ser él mismo. Y yo fui el elegido por Dios para hacérselo ver.
Savio había nacido en el seno de una familia humilde, pero buena. Desde muy niño se caracterizó por una fina intuición y una gran sensibilidad. Lo conocí por recomendación de su párroco D. Cugliero. Me habló de un alumno suyo digno de atención por su ingenio y piedad: “no tiene usted ningún joven que le supere en talento y virtud”, me dijo. Y así era. Savio las pillaba al vuelo. Creo que yo aporté a Savio, un ambiente único, el de Valdocco. Una verdadera comunidad juvenil, en donde no había ni mandamases ni mandados, una familia en donde se compartían los pocos bienes materiales que había, y en donde reinaba una sana alegría. Savio, por su parte, hizo creerme educador y sacerdote. Y me dio las claves de mis mejores intuiciones educativas.
– La propuesta de la santidad, como meta posible para cada chaval.
– La Cercanía y el acompañamiento constantes.
– La Frecuencia de los sacramentos.
– El dejar a los jóvenes ser protagonistas.
Estas mismas intuiciones seguro que también te las están proponiendo a ti, mis hijos, los salesianos. Te regalo esta breve biografía ilustrada:
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