Hoy viajamos en el tiempo, porque el documento con el que vamos a terminar el día tiene unos 1950 años de antigüedad. Pero antes, te pongo en situación.
Si has leído los cómics de Astérix y Obélix, sabrás que el gran miedo de la gente de su aldea era que el cielo les cayera sobre sus cabezas.
Alrededor de ellos estaban los ejércitos de Roma, que también tenían sus propios miedos, y no sólo el miedo a recibir tortazos de esa pareja de galos.
Vivían con miedo a los astros, a la influencia de un mundo mágico lleno de supersticiones que, quién sabe, podría terminar con sus vidas, su felicidad…
Por eso que cuando los primeros cristianos llegan a Roma suponen toda una revolución, porque predican y viven el Evangelio, en el que el protagonista es el AMOR: el amor de Dios mostrado en Jesús de Nazaret y el amor de cada persona a sus semejantes.
Los romanos descubren en este mensaje una fuerza liberadora: libres de las supersticiones, de los astros, de las fuerzas oscuras de la naturaleza, de los dioses que haíain lo que les parecía…
Con esa experiencia, recibir una carta como la que recibieron en una ocasión fue todo un regalo. Se trataba de una carta escrita por Pablo y que, con palabras apasionadas, trataba de decirles que ese AMOR de Dios es indestructible. Te invito esta noche a leer esas bellas palabras:
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Los problemas, la angustia, las persecuciones, el hambre, la desnudez, el peligro, las amenazas?
Dios, que nos ama, hará que estemos por encima de todo eso.
Y estoy seguro de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni otras fuerzas sobrenaturales, ni lo presente, ni lo futuro, ni poderes de cualquier clase, ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, mostrado en Jesús, nuestro Señor.
(Fragmento de una carta escrita por Pablo a los cristianos de Roma hacia el año 58 después de Cristo)
BUENAS NOCHES
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