En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella.»
Jesús les contestó: «En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor «Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob.» No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.»
MEDITO LA PALABRA DE DIOS
Meditar es llevar la Palabra al corazón
Esta es una pregunta recurrente: ¿Qué tres cosas te llevarías a una isla desierta? Y las respuestas suelen ser variopintas: mi ordenador…una cama confortable…un gps…etc
Creo que todos sabemos que la pregunta tiene «truco». Nos llevemos lo que nos llevemos…lo más importante se va a quedar aquí: nuestros amigos, los lugares, los bares, las tiendas, los cines…¡tantas cosas y personas!
A Jesús hoy le hacen una pregunta similar: ¿de quién será esa mujer que ha estado casada con varios maridos? ¿del primero, del último…? Y nosotros podríamos seguir preguntando: ¿Y en el cielo habrá Mc Donalds? ¿Y partidos de fútbol? ¿y podremos volar con las orejas?
Jesús dice: ¡ABSURDO! No tienen sentido estas preguntas sobre el más allá: el más allá sobre todo es VIDA (así con mayúsculas), no cosas ni tonterías.
Creo que todos estamos cansados de que la vida (por este barrio) dependa del dinero, del prestigio, de la ropa que nos pongamos.Todo esto no nos da más Felicidad, aunque aparentemos estar «divinos de la muerte». La vida que nos espera más allá de nuestra muerte es PLENA, VERDADERA. Y esto será así, porque allí nos espera el PADRE de la vida, el que no permite que ni uno solo de sus hijos se le pierda (tú incluido).
Me parece bueno que de vez en cuando nos preguntemos por el «más allá»…nos hace más sensatos en lo que vivimos en el «más acá». Pero no nos agobiemos si no encontramos respuestas. Basta confiar en que Dios estará allá, esperando para abrazarmos, y hacernos entrar en un banquete de verdadero postín (o de la pera limonera, para que se entienda mejor).
Y mientras eso sucede (Dios quiera que dentro de bastante tiempo), disfruta del hoy, y de todo lo que Dios te concede. Vívelo a tope, agradéselo y ponte alas rumbo al infinito.
REZO CON LA PALABRA
Siéntate y coge tu mano. Ponla delante de ti y con cada uno de los dedos, agradécele a Dios por cinco cosas que consideres importantes.
Después con la palma de la mano abierta y extendida,recita esta oración:
Señor, estoy delante de ti como un niño/a pequeño.
Sabes que soy frágil, y me falta coraje para vivir
con ilusión y alegría.
Me cuesta apreciar las cosas sencillas; ésas de cada día, igual porque son insignificantes.
Quiero decirte, Dios mío, que confío en ti: Tú eres mi fuerza.
Me tienes en la palma de tu mano, por eso camino seguro.
Sé que Tú no me dejarás caer en el peligro ni en la dificultad.
Esa mano de Padre me protegerá todos los días de mi vida
y me llevará sano y salvo hasta la morada de luz y de la paz.
Así lo creo, Dios, amigo mío.
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