En la tranquilidad de este viernes comparto contigo un documento de la Segunda Guerra Mundial. No es ningún documento que cambie los conocimientos de la historia, ni es un documento que se estudie en el colegio. Se trata de una de las millones de cartas escritas durante la guerra.
Esta carta se encontró en el año 1945 en el bolsillo de un soldado ruso, muerto en batalla. Formado en el régimen soviético, donde estba prohibido todo signo religioso y toda creencia en Dios, hace el gran descubrimiento de su vida cuando está a las puertas de la muerte, que se le presenta como inevitable y se abandona gozoso en las manos del Nuevo Amigo.Es una carta que se transforma en oración.
¿Me oyes, Dios mio?
Yo nunca jamás he hablado contigo, pero hoy quiero saludarte.
Tú sabes que desde mi infancia me han dicho que Tú no existías, y yo fuí tan bruto que me lo creí. Yo nunca me había dado cuenta de la belleza de tu creación. Hoy, de repente, al ver las profundidades del firmamento, al ver ese cielo estrellado encima de mí, se me han abierto los ojos.
Maravillado, comprendi su luz. ¿Cómo he podido vivir tan cruelmente engañado? Yo no sé, Señor, si Tú me tiendes la mano, pero yo te confío este milagro y Tú me vas a entender. En lo más hondo de este terrible infierno, la luz ha brotado en mí y yo te he visto. No voy a decirte nada más, tan sólo la alegría de conocerte.
A media noche, tendremos que pasar al ataque, pero no tengo miedo: Tú nos miras. ¡Escucha! Es la señal.
¿Qué puedo hacer? ¡Estaba tan bien contigo! Quiero decirte una cosa más: Tú sabes que el combate va a ser malo. Quizás esta noche llamaré a tu puerta. Aunque yo nunca haya sido amigo tuyo, ¿me dejarás entrar cuando llegue?
Pero no estoy llorando, ya ves lo que me ocurre, mis ojos se han abierto. Perdóname, Dios, voy a partir y seguramente ya no vuelva; pero, ¡qué milagro! ¡Ya no tengo miedo a la muerte!
BUENAS NOCHES
luis dice
todo lo que existe Dios lo creo