Hay una película titulada «Esperando a Godó» que muestra la absurda espera de unos personajes que esperan la llegada de un personaje, un tal Godó, que jamás va a venir. Nuestra espera de Adviento, nuestro camino de preparación para la Navidad no es una espera absurda.
No miramos al vacío, sino que alimentamos la esperanza de que en nuestros corazones, en nuestras vidas, en nuestras familias… hay un hueco esperando a que Jesús venga y lo llene. Es un camino que recorremos porque Él lo ha recorrido antes, y los sigue recorriendo para que, cada día, cada año nuestro Adviento y nuestra espera se conviertan en Navidad.
Por eso, rezamos en este tiempo: ¡Ven, Señor Jesús! Por eso, esta noche, te invito a rodearte de silencio… … a entrar en tu corazón … a traer a este momento a tus seres queridos … los que ves cada día Te invito a rodearte de tranquilidad y a que, con estas palabras, te unas a todas las personas que hoy rezaremos esta oración:
Jesús, con sencillos gestos de cariño, con profundos actos de servicio, con generosos momentos de acogida… preparamos tu venida. Para que, a nuestros ojos, como a los tuyos, el que vive a nuestro lado, sea hermana y hermano, padre y madre, miembro amado de tu familia.
Porque en familia te esperamos. Ven pronto, Señor.
BUENAS NOCHES
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