Cuenta una historia que había una mujer
que no paraba de hablar mal de los demás.
Criticaba y criticaba… y no siempre todo lo que decía
era verdad.
Un domingo, antes de ir a misa, fue a confesarse
donde el bueno de san Felipe Neri. Y éste le preguntó:
— ¿Esto que me cuentas de que hablas mal de los demás, te ocurre muy a menudo?
— Muy a menudo, Padre -respondió la mujer.
— Hija, creo que no te das cuenta de lo que haces. Atenta a lo que te voy a mandar hacer como penitencia: mata una gallina y tráemela enseguida, desplumándola por el camino desde tu casa hasta aquí.
La mujer obedeció, y al día siguiente se presentó al santo con la gallina desplumada.
— Ahora -le dijo Felipe-, regresa por el mismo camino que viniste y recoge una por una las plumas de la gallina…
— Pero eso es imposible, padre -rebatió la mujer-, con el viento que hace hoy no podré encontrar más que unas pocas.
— También yo lo sé -concluyó el santo-, pero he querido hacerte comprender que si no puedes recoger las plumas de una gallina, desparramadas por el viento, tampoco puedes recoger todas las mentiras y habladurías levantadas y dichas de mucha gente, perjudicando y haciéndoles mucho daño.
(Anónimo)
BUENAS NOCHES
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