Nos despertamos con el mismo sueño de siempre y, tras abrigarnos bien, bajamos a desayunar. Después de la presentación del día, nos reunimos por grupos para tratar diferentes temas como la familia, amigos, pareja etc.
Como el tiempo no acompañaba no pudimos ir a la piscina y aprovechamos el tiempo para continuar con los torneos y poder seguir conociendo a nuestros compañeros.
Tras coger fuerzas a la hora de la comida y un breve descanso, nos volvimos a reunir por grupos para seguir tratando los temas del día mediante varias canciones, las cuales nos hicieron reflexionar sobre las relaciones de nuestra vida.
A la hora de la merienda, en vez de ir a la piscina, fuimos todos juntos a merendar a los siete caños, y así pudimos salir un rato de la casa.
Al regresar a Somalo, continuamos con la celebración e intentamos cantar con la poca voz que nos quedaba.
Tras la cena y una pequeña mentira del coordinador, los salesianos nos llevaron de vuelta a los siete caños, para supuestamente realizar allí la velada. Una vez allí nos dijeron que era la velada de misterio, y que debíamos ir por grupos hasta Somalo.
Después de gritos, risas y golpes, dimos por finalizada la velada, y llegó la hora de descubrir la identidad del zorro, por desgracia volvimos a fallar. ¡Qué paciencia tiene Xabi!
Tras la oración y las buenas noches de las monitoras de Barakaldo, nos fuimos a la cama a descansar
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