¡Y llegó el Domingo a nuestro Campamento de Somalo! Un día que hemos aprovechado desde bien temprano, y en el que -por fin- nos ha acompañado el Sol, con su calorcito y su alegría…
Tras las tareas de rigor, nos reunimos en grupo por la mañana para adentrarnos en el Castillo del Silencio. Junto con nuestro caballero hemos reflexionado sobre todo lo valioso que tenemos debajo de nuestra armadura. También hemos sido más conscientes de nuestros miedos y de cómo podemos superarlos.
Al concluir nuestro trabajo hemos ido a la piscina. Nos hemos dado un buen baño, que hemos disfrutado de lo lindo, y que llevábamos esperando desde el primer día del campamento.
Tras la comida y los talleres hemos hecho las fotos que nos llevaremos como recuerdo a nuestra casa. El Chafariz ha sido, como siempre, nuestro marco de excepción.
En el momento de grupos de la tarde hemos tratado de descubrir los talentos que Dios ha puesto en nosotros, para reflexionar sobre nuestros sueños y valorar si los estamos persiguiendo.
Tras la merienda y la piscina, hemos celebrado la Eucaristía todos juntos. La ha presidido Xabi y nos ha animado a ser Caballeros de la Luz, como seguidores de Jesús de Nazaret. Hemos sido investidos para esa misión y le hemos pedido a Dios que nos ayude a ser un poco mejores cada día para parecernos más a Él.
Por la noche, tras la cena, hemos tenido la velada musical, en la que nos hemos divertido mucho, a la que han seguido el juicio del zorro (hoy sí que hemos cazado a los dos), la oración y las buenas noches.
Un día completo que hemos vivido en el ecuador del campamento.
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