Mientras desenvolvemos lo que nos han traído los Reyes, la tragedia en Gaza continúa. Lo has visto en la tele estos días pero no te ha interesado demasiado la noticia.
Gaza es esa pequeña franja de tierra de 14km de ancha por 21 de larga que alberga a un millón y medio de personas. Estos días la población está siendo hostigada por el ejército israelí hasta un límite difícil de entender.
Sería complicado explicar las razones de un conflicto que dura ya 60 años, y decir que unos son los buenos y los otros son los malos. No, esto no es una superproducción de hollywood, aunque tenga bastante de película americana. Hay demasiada miga en este asunto para simplificar las cosas.
No somos políticos; tan solo creemos en Dios, y de paso en cada una de las personas que habitan la tierra. El, que se ha hecho uno de nosotros, nos pide respetar a cada ser humano, como si fuera él mismo. Esto es lo que debería importarnos: las personas. Este es el bien que debemos cuidar y respetar por encima de cualquier otro. No me cabe duda de que Dios hoy sufre en los niños que mueren en Gaza. Ellos son los nuevos «inocentes».
Desde este lado de la «pantalla», tal vez no podamos hacer nada. Aunque algo sí debemos hacer. Podemos seguir mirando lo que pasa, sin apartarla de las cosas reales. Lo mejor que puede pasarnos es seguir siendo humanos y mirar por las cosas de los seres humanos. Miremos los rostros de la gente, como si fueran vecinos o familia nuestra.
Además, en esta jornada de Reyes, y mientras desenvolvemos los regalos como niños, os invito a hacer esta oración por todos esos niños, jóvenes y sus familias que no tendrán tan buena estrella como nosotros. Hay cosas que solo podemos confiarlas a Dios.
Oración por la paz
Padre, Tú nos conoces desde siempre,
conoces nuestra vida y nuestro corazón.
Deseamos lo bueno a todas las personas
porque hunden su raíz en Ti.
Reserva en nosotros la capacidad de amar
y de servir con toda la fuerza del amor.
Guarda nuestra mirada atenta a la realidad
en especial a la realidad de los hombres, nuestros hermanos.
Haz posible lo imposible:
que nos comprometamos contigo para siempre
con un amor fuerte y responsable, fiel a los últimos,
a los pobres, y a los hermanos, en los que Tú,
Padre, estás presente.
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