Su madre se llamaba Margarita,nació el 1 de abril de 1788, de Melchor Occhiena y Dominica Bassone, Margarita fue bautizada el mismo día de su nacimiento; sus padres eran campesinos un tanto acomodados, propietarios de su casa y de los terrenos contiguos.
Margarita no aprendió a leer ni escribir. Pero iletrada no significa ignorante: supo adquirir una eminente sabiduría escuchando con corazón despierto en la iglesia parroquial los sermones, las catequesis y, más aún, ajustando a todo ello su experiencia cotidiana, que no siempre fue fácil y serena.
EL PADRE:
A dos kilómetros de Capriglio, en la colina de frente, en I Becchi, caserío de Murialdo y de Castelnuovo de Asti, vivía Francisco Bosco; joven campesino de 27 años, viudo, que tenía bajo su cuidado a un niño de tres años, Antonio. Le propuso matrimonio a Margarita y ésta aceptó. Se casaron el 6 de junio de 1812. Margarita Bosco se trasladó a la granja Biglione. La pequeña familia no tardó en crecer. El 8 de abril de 1813 nació un primer hijo, que fue llamado José, y dos años después, el 16 de agosto de 1815, un segundo, que fue llamado Juan Melchor: el futuro San Juan Bosco.
Al morir improvisamente Francisco, con apenas 33 años, Margarita, de 29 años, se convirtió en cabeza de la familia – tres hijos y la abuela paterna – y responsable de la gestión agrícola. Poco después de haberse quedado viuda, recibió la propuesta de un matrimonio muy ventajoso: los niños habrían sido confiados a un tutor. Lo rechazó sin dudarlo: “Dios me dio un marido y me lo quitó. Al morir, él me confió tres hijos, y yo sería una madre cruel si los abandonase en el momento en que tienen mayor necesidad de mí”.
Desde ahora se dedicará sobre todo a estos hijos para cumplir su deber de educadora. En esta misión, Margarita manifestará sus dotes excepcionales: su fe, su virtud, su saber hacer, su sabiduría de campesina piamontesa y de verdadera cristiana llena del Espíritu Santo.
Sabía adaptarse a cada uno de sus hijos.
EL HERMANO MAYOR:
Antonio había perdido a su mamá a la edad de tres años y a su papá a la edad de nueve: adolescente irritable, joven gruñón, a partir de los 18 años se hizo intratable, cayendo con frecuencia en la violencia. Margarita se sintió llamar algunas veces “madrastra”, mientras lo trataba siempre como a un hijo, con una paciencia infinita. Pero sabía también ser justa y fuerte: por la paz en casa, por el bien de José y de Juan, tomó las decisiones dolorosas que fueron necesarias. Al final de 1830 procedió a la división de los bienes, casa y terrenos. Antonio, que se quedó solo, no tardó en casarse y tuvo siete hijos. Totalmente reconciliado con los suyos, será un buen padre de familia, muy estimado, y un cristiano fiel.
EL HERMANO PEQUEÑO:
José, cinco años más joven, era dulce, conciliador y tranquilo. Inseparable de su hermano Juan, sufría sin envidia la ascendencia de él. Adoraba a su madre; y, durante los largos años de estudio de Juan, será el hijo obediente y trabajador en el que ella podrá apoyarse. También él se casará joven, a los 20 años, con una muchacha del pueblo, María Colosso, con la que tendrá diez hijos.
Y JUAN… JUAN BOSCO:
Juan quería estudiar. Mamá Margarita, que deseaba favorecerlo en este su deseo, encontró la oposición decidida de Antonio. Con el corazón destrozado, le mandó entonces a trabajar durante veinte meses como criado en la granja de la familia Moglia (1828-1829). Sólo después de que Antonio adquirió su autonomía, Mamá Margarita tuvo la posibilidad de mandar a Juan a la escuela pública de Castelnuovo (1831), y luego a Chieri, donde pasará diez años (1831-1841): cuatro en la escuela pública y seis en el seminario mayor. Aquél fue para Margarita un período finalmente tranquilo, feliz, lleno de esperanza, en el que ella se convertía en abuela de los hijos de Antonio y de José.
BUENAS NOCHES
(Abel)
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